El municipio castellonense alberga les “Coves de Sant Josep”, el río subterráneo navegable más largo de Europa. La Vall d’Uixó es conocida en todas partes por les Coves de Sant Josep, el río subterráneo navegable más largo de Europa. Un recorrido por las entrañas de la Sierra de Espadán que se puede disfrutar con todos los sentidos al escuchar el movimiento del agua o mirar la cueva gracias al reflejo de las formaciones rocosas construidas durante milenios.

Una experiencia todavía más especial desde el año pasado gracias a la nueva iluminación interior más espectacular y respetuosa con el entorno natural. Gracias al ciclo “Singin’in in the cave” que se celebra cada verano este monumental escenario acoge conciertos en el interior de la sala de los murciélagos, potenciando el sonido con sus ecos. 

Además de una joya natural única y un paisaje subterráneo privilegiado, les Coves de Sant Josep son un importantísimo paisaje natural y cultural con pinturas y grabados prehistóricos en la entrada de la cueva, declarados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, o el poblado Ibérico de Sant Josep, junto a la Ermita de la Sagrada Familia, objeto también de fiestas y tradiciones que dibujan la idiosincrasia de la Vall d’Uixó.

Y es que, para entender la singularidad de este municipio basta con realizar un recorrido retrospectivo a la historia de la localidad, una que se remonta al Paleolítico y que ha mantenido intacta su identidad con el devenir de los años. Romanos e íberos se establecieron en la Vall d’Uixó, aunque no fue hasta la época andalusí cuando se conformó el tejido urbano que todavía persiste en el que las alquerías son su máximo exponente. 

Así, la cultura y patrimonio del territorio bebe de numerosas culturas. Al pasear por su casco antiguo, los visitantes podrán admirar los acueductos de Aigualit, cuyo origen es romano, así como el barrio musulmán de Zeneta o la Iglesia de la Asunción, una imponente construcción neoclásica ubicada en la plaza de Ntra. Sra. de la Asunción.  Magnánimos vestigios que si bien merece la pena ser visitados, no son los únicos valores que ofrece el municipio a los turistas.

Turismo accesible e inclusivo

La Vall d’Uixó cuenta con una oferta de ocio familiar adaptada a los más pequeños y pequeñas en la que no faltan los eventos musicales, desde la ópera hasta las actuaciones teatrales en el Edifici Cultural Leopoldo Peñarroja. 

El deporte también juega un papel protagónico, pues la localidad posee una importante red de senderos enmarcados en Sierra de Espadán sin perder sus características mediterráneas dada su proximidad al mar. Además de conocer la naturaleza y sus valores paisajísticos, estos permiten aproximarse a un importante patrimonio militar andalusí y de la guerra civil, así como a uno etnográfico en el que destaca la arquitectura de la piedra en seco. Por todo ello, no es de extrañar que la Vall d’Uixó sea sede de competiciones regionales como el Open BTT XT, Cross la Vall o el Trofeu Cicilista Sant Isidre.

Fiestas con sabor autóctono

El calendario festivo de la Vall d’Uixó es tan amplio como la riqueza que atesora. De hecho, el municipio cuenta con dos festividades patronales, declaradas de Interés Turístico Nacional. Así, las Fiestas de Sant Vicent Ferrer, que se celebran en el mes de abril, devuelven a la localidad su legítima grandeza. Sus calles acogen desfiles y ofrendas florales, así como conciertos y una gran Feria Agrícola, Comercial y de Vehículos, sin olvidar los actos taurinos.

En el mes de octubre, las Fiestas de la Sagrada Familia y el Santísimo Santo son las grandes protagonistas. Cenas populares en las que no faltan los típicos “empedraos” o los dulces “manjóvenes” se suceden durante dos semanas en las que se rinde tributo a la imagen del santo, siendo uno de sus mayores atractivos es la Feria Medieval que se instala en las inmediaciones de la Parroquia del Santo Ángel. 

Y es que, en ambas fiestas está presente la gastronomía vallera basada en la cocina mediterránea, por lo que arroces y pescados de la zona son los líderes indiscutibles de sus recetas. Los productos de caza, como el conejo o la liebre, también tienen gran protagonismo. 

Además, la ciudad ofrece una gran oferta comercial y de restauración con un Mercado Municipal y numerosos bares y restaurantes que cocinan sus productos propios con esmero.