La capital de la Plana destaca por su gastronomía y tradiciones identitarias, más accesibles e inclusivas. Castelló, capital de la segunda provincia más montañosa de la península, duerme entre montañas y el mar Mediterráneo. Situada en el meridiano cero, su diversidad geográfica hace de esta ciudad de más de 170.000 habitantes un territorio atractivo en proceso de expansión siguiendo un modelo de desarrollo integrado, sostenible e inteligente. De este modo, fija su horizonte en la defensa cultural fuertemente arraigada, así como patrimonial, tradicional y social. 

Y es que, visitar Castelló es conocer el litoral valenciano. Sus parajes únicos se visten del blanco azahar, unos en los que serranía y costa confunden sus fronteras haciendo de este territorio un rico espacio de contrastes. Una pluralidad que se extiende, también, a su desarrollo social y económico.

La capital de la Plana ofrece a sus residentes y turistas un sinfín de experiencias bajo el mantra de la inclusión, ya que si algo desea ser Castelló es una ciudad amigable para todas aquellas personas que la elijan como destino vacacional. Amigable, entre otros aspectos, por la cercanía de sus habitantes o por la accesibilidad de sus infraestructuras premiada por la Unión Europea con el segundo premio Access City. Así, no resulta difícil maravillarse con su patrimonio monumental, unas playas de ensueño, una amplia programación cultural o, para los paladares más exigentes, una deliciosa gastronomía, así como parajes naturales o fiestas que suscitan interés turístico en todo el mundo, como la Magdalena. 

Casco urbano, el legado histórico de Castelló

El centro histórico de Castelló alberga algunos de los elementos más importantes de la historia de la ciudad. Basta con recorrer sus calles para hacerse una aproximación de su legado histórico y observar, a través de su casco urbano, sus múltiples símbolos arquitectónicos de todos los tipos y épocas. 

Contemplando a Castelló desde las alturas desde el momento de su construcción, a mediados del siglo XV, la torre campanario “El Fadrí” se erige magnánima en la plaza Mayor, donde también se encuentran el Ayuntamiento, el Mercado Central y la Concatedral de Santa María. Esta última construcción todavía conserva algunos elementos góticos originales del siglo XIII, como tres puertas de acceso, un relieve de San Miguel y algunas claves de bóvedas, así como numerosas reliquias. 

A pocos metros de distancia, la ciudad descubre espacios naturales como el parque Ribalta, pulmón verde de la ciudad construido en 1868 sobre el antiguo cementerio municipal, o las excelentes playas del Grau, pues tan solo cuatro kilómetros separan el Distrito Marítimo del Grau del centro de la ciudad. De este modo, las playas del Pinar, del Gurugú y del Serradal hacen de este territorio una ciudad marítima con una marca identidad mediterránea. 

Destacan tanto por la calidad de su agua y arena, así como por los numerosos servicios y ofertas lúdicas que generan. De hecho, los puertos pesqueros y comerciales son uno de los pilares que sustentan la actividad económica de Castelló, además de consolidarse como un atractivo turístico.